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ISBN 978-84-125629-2-7. Depósito Legal: LE-346-2022. Tamaño: 155 x 240. Impresión: monocroma. Páginas: 206. Encuadernación: rústica con solapas. // Al escribir este libro mi intención principal ha sido alzar mi voz ante un grave delito: los abusos sexuales a menores de edad. Y más concretamente, los perpetrados contra niños y adolescentes en los seminarios y colegios de curas. He querido ponerme en la piel de tantas víctimas y reclamar justicia para todas ellas. No hay una referencia determinada a unos lugares y protagonistas concretos y reales, sino que en las víctimas que aparecen en la novela están reflejados el dolor y las desastrosas consecuencias que han sufrido todos los abusados, en todas partes. Porque ellos son, también, como los nuevos crucificados de nuestra historia más reciente.
Autor: TONY ZELIO
18,00€ IVA incluido
Precio con descuento: 17,10€ IVA incluido
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Lo peor fue que a los pocos días volvió a visitarme en la cama, volviendo a aprovechar la penumbra, pero esta vez fue en la noche, cuando ya estaba empezando a dormirme. Llegó en silencio y empezó a palparme y tocarme.
—Hoy no la tienes dura, Zaguita —me musitó al oído—. Ven a mi habitación, te esperó allí.
Él se fue delante muy sigilosamente. Yo sentí morirme. Pero la amenaza de la expulsión me empujó como un resorte. Me calcé las zapatillas y me dirigí a su habitación como un zombi. Sentía ganas de gritar, pero tenía un nudo en la garganta que casi no me dejaba respirar. No quería ni pensar lo que podía pasar en aquella habitación.

Lo peor fue que a los pocos días volvió a visitarme en la cama, volviendo a aprovechar la penumbra, pero esta vez fue en la noche, cuando ya estaba empezando a dormirme. Llegó en silencio y empezó a palparme y tocarme.
—Hoy no la tienes dura, Zaguita —me musitó al oído—. Ven a mi habitación, te esperó allí.
Él se fue delante muy sigilosamente. Yo sentí morirme. Pero la amenaza de la expulsión me empujó como un resorte. Me calcé las zapatillas y me dirigí a su habitación como un zombi. Sentía ganas de gritar, pero tenía un nudo en la garganta que casi no me dejaba respirar. No quería ni pensar lo que podía pasar en aquella habitación.

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